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Quezalguaque Nicaragua

Bienvenido a “Ciudad de los quetzales”
Quezalguaque
* Quezalguaque se encuentra a 109 kilómetros de la capital - Población : 9,168 habitantes.. * Es un municipio altamente agrícola, donde se encuentran cultivos de soya , maní, ajonjolí y tradicionales como el maíz, fríjol y caña de azúcar. * Aunque la ganadería es muy poca en esta zona se observa un repunte como medio alternativo económico. * Los pobladores de mayor edad añoran la época del auge del algodón porque no existía el índice de 70% de desempleo. * Su extensión territorial es de 44 kilómetros cuadrados, donde se encuentran asentadas 14 caseríos y comarcas, así como el casco urbano.

Marcos Díaz Prado, párroco del Santuario Virgen de los Remedios, patrona de Quezalguaque

 

15 DE OCTUBRE DEL 2000 /La Prensa

Descripción de una ciudad colonial
El templo parroquial conserva su estructura colonial.
Quezalguaque es una ciudad colonial que fue asentada en las riberas del río que lleva por nombre, el mismo de la ciudad.

Mateo Loza, vicealcalde del municipio, afirma que sus tierras son ricas para la agricultura, por lo que la mayoría de sus habitantes viven de las labores del campo.

Un 70 por ciento de desempleo y un ingreso bajo en la municipalidad, son para el funcionario dos de las principales debilidades del pueblo. “Para este año estaba presupuestado recaudar 700,000 córdobas, pero hasta la fecha sólo llevamos el 10 por ciento de ello, pero aún así, se ejecutan proyectos de desarrollo como la construcción de una escuela y la remodelación del parque central, claro, con ayuda externa de la alcaldía”, aseguró Loza.

Conocer los personajes del pueblo, es sinónimo de progreso e historia para el municipio. Un talabartero, una productora de cosa de horno y un anciano de mayor edad, son los principales protagonistas del quehacer diario en Quezalguaque, por eso su importancia y relevancia para ellos.

CONSTRUYEN COMEDOR INFANTIL

Contiguo al Santuario Nuestra Señora de los Remedios, los quezalguaqueños con apoyo de familias extranjeras, construyen un comedor infantil que beneficiará a unos 120 niños de Quezalguaque con almuerzos diarios.

Además, este comedor que será inaugurado el 25 de diciembre, contará en la misma extensión territorial -que abarca 268 metros cuadrados- con un área de recreo, un consultorio médico con su farmacia, una bodega y un laboratorio.

El padre Marcos Díaz, rector del Santuario, manifestó que “este comedor se construye gracias a la ayuda de familias españolas de buen corazón, después que me buscaron atendiendo el llamado que hice para ejecutar este proyecto, en una visita que hice por ese país”, sostuvo.

Agregó que la primera etapa del edificio tiene un monto de 20,000 dólares financiado por donaciones que recibe la iglesia. La segunda etapa del proyecto consiste en mantener la ayuda alimenticia a los menores todos los días, para tal fin, gestionó por medio de 100 personas, que destinen el uno por ciento de su salario para sacar adelante el apostolado de la parroquia.

“Bienvenida sea toda la ayuda que nos deseen brindar, porque también pretendemos levantar una casa de ancianos que alberque a unos 50 que tienen familias, pero no hay nadie quien los cuide, ya dimos el primer paso comprando una casa”, finalizó el coordinador de las obras benéficas.




DOMINGO 15 DE OCTUBRE DEL 2000 /
La antigua estación del ferrocarril
La antigua Estación del Ferrocarril, ahora sólo es la entrada de una comarca donde habitan unas 120 familias.

El portal de la estación con su emblema aún legible, “Administración Somoza,
1947, Quezalguaque”, se encuentra erigida entre el caserío conocido por los
lugareños como “La Estación”, como muestra de lo que un día significó: la estación del ferrocarril y el progreso económico del municipio.

Hoy es todo lo contrario, representa la entrada posterior de la comarca donde habitan 120 familias, y es una muestra palpable de los quezalguaqueños más pobres de este municipio, con deficiencias habitacionales y de servicios básicos.

Los habitantes de “La Estación”, recuerdan cuando pasaba el ferrocarril y era un medio para la comercialización de la pequeña producción que sacaban de las tierras fértiles de Quezalguaque.

“Vivíamos en las orillas de los rieles, otros más alejados pero de la misma zona, cuando quitaron el ferrocarril nos agrupamos y fundamos la comarca”, recordó con anhelo los viejos tiempos la lideresa de la comunidad, María Eugenia Chacón.

En las 92 humildes viviendas que registra, habitan 514 personas que sufren de la insalubridad del agua potable. Chacón asegura que deben clorar el agua para eliminar los coliformes fecales que aparecen por la combinación de heces de las letrinas con el manto acuífero.

Sin embargo, a pesar de este problema, afirma Chacón, buscan sobrevivir con lavar y planchar a particulares, trabajar en obras de limpieza que organiza la Alcaldía municipal, y con los proyectos de microempresarios que ejecutó Cruz Roja Española, al otorgarles a 84 familias, microgranjas de cerdos y gallinas.

Saida Hernández, responsable del departamento de Enfermería del MINSA de Quezalguaque, manifestó que entregarán filtros a las familias para que mejoren la calidad del agua potable y confirmó que el agua de los pozos se mezcla con residuos fecales debido a que las letrinas son muy profundas en comparación con la altura del manto acuífero.





 


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15 DE OCTUBRE DEL 2000 /La Prensa

Quezalguaque:
“Ciudad de los quetzales”
o “Río de piedra”

Asentado en las riberas del río, Quezalguaque es uno de los diez municipios de León que presentan una fisonomía colonial; posee un templo parroquial de inmenso valor histórico. Sus calles y avenidas rectangulares, la plaza en el centro rodeada de la iglesia mayor y la Alcaldía municipal, son algunos rasgos que el visitante puede apreciar al introducirse en esta histórica ciudad.
Maricely Linarte y
Clarissa M. Altamirano

Quezalguaque es uno de los diez municipios de León, se encuentra ubicado a 17 kilómetros de León y es considerado como uno de los pueblos más viejos de la región, procede de la condescendencia del antiguo cacicazgo de Sutiaba.

Algunos historiadores consideran que el origen de Quezalguaque es producto de la migración de un grupo de pobladores descendientes de la sangre noble Sutiaba, realizada mucho antes de la venida de los españoles.

Con el origen de la palabra Quezalguaque, no existe consenso en la explicación etimológica, algunos establecen que “Quetzalli-totol-hua-can” significa lugar que tiene abundantes quetzales, otros la interpretan como río de piedras.

Sin embargo, también hay quienes aseveran que proviene de la lengua chorotega y la traducen como lugar de quetzales, ave de reconocida existencia en nuestro hábitat y “guaca” del lugar.

Este municipio cuenta con un templo parroquial de inmenso valor histórico, tanto por preservar su arquitectura y una gran influencia colonial, como por su antiguo y primorosamente decorado altar mayor, en el se custodia un tesoro de joyas antiguas de oro y plata, entre los que se encuentra una custodia decorada con maravillosas y diminutas imágenes, una naveta para llevar incienso al altar.
UN ANCIANO QUE ANHELA EL PASADO

Un poco sordo por la edad y con marcadas arrugas en su rostro, don Alejandro Alvarado de 77 años, recuerda con anhelo como era Quezalguaque en su juventud y lo compara con lo que es hoy.

“Las fiestas patronales eran alegrísimas, antes cuando sólo eran caminos de polvo, los peregrinos venían en carretas bien adornadas, con música y bailes, para quedarse hasta tres días en el pueblo y gozar de las fiestas”, rememoró el anciano, sonriendo, mientras evoca que hasta balazos se escuchaban.

Agregó que en décadas anteriores, pero no recuerda con exactitud, se miraban desde la calle, en las casas con patio abierto, a los peregrinos que se quedaban posando durante la festividad, para entonces las fiestas patronales consistían en misas, ferias y cantinas.

“Ahora vienen en buses, se bajan frente a la iglesia, entran un rato y después se van, ya no se quedan como era antes, por el invento de las carreteras y buses”, dijo, refiriéndose de los últimos años.

El crecimiento poblacional, es otro de los elementos que recuerda don Alejandro.

Las casitas de palma y taquezal desperdigadas entre la espesura de la oscuridad de la noche, por falta de energía eléctrica, es uno de sus mayores recuerdos. “Antes era despoblado, oscuro y triste, porque los candiles de las calles iluminaban poco, el río era caudaloso y muchos íbamos a camaronera, las mujeres lavaban sobre unas lajas todos los días”, comentó el anciano, quien comparó que en los últimos años Quezalguaque, incrementó su tasa poblacional, teniendo efectos en la naturaleza, fundamentalmente en el bajo caudal del río.

El auge del cultivo de la mota blanca, y del ferrocarril, son los datos más recientes de su histórica memoria que los resume como época de trabajo para todos y alta actividad económica del municipio.

ACTIVIDAD DE LOS HABITANTES

Sentado en parque central, don Mario Miguel Mendoza de 65 años, pequeño productor y ganadero, afirma que las cosas están difíciles para ese sector poblacional.

“No hay financiamiento, los cultivos que se siembran son de poco trabajo, no como el algodón donde se trabajaba en invierno y verano”, recordó con anhelo. A pesar de eso, manifiesta que en coordinación con su familia, venden diario 40 litros de leche y una que otra libra de mantequilla.

El pequeño empresario dedicado a la carpintería, Fabio Centeno, es otro de los habitantes que a diario logra salir adelante con su ingenio y perseverancia. Aunque conoce poco sobre carpintería, emplea a cinco jóvenes a quienes les paga por jornada, para sacar los pedidos de muebles elaborados con madera preciosa.

“No hay mucha demanda en el municipio, pero sí de otros lados que nos vienen a encargar y nosotros se los trabajamos, hacemos desde roperos hasta camas, con tallado a mano si quiere el cliente”, sonrió, mientras dijo que muchos de los habitantes de Quezalguaque sobreviven por la misericordia de Dios.

La emigración a otros países y la falta de industrias en Quezalguaque provoca que la mayor parte de los jóvenes tengan pocas opciones de trabajo o se dediquen a labores agrícolas.

Manuel Centeno Ruiz es uno de estos últimos casos, trabaja con el machete, podando o con el tractor en la siembra y limpieza de arroz, en la finca de su patrón, desde tempranas horas de la mañana por una suma de 20 córdobas el día.

En Quezalguaque, otros habitantes como María Elsa Alvarado, viven de la comercialización de las artesanías hechas de barro. “Cuando tengo dinero para el pasaje, viajo hasta Tonalá, en Malpaisillo, para comprar comales y alcancías y después las vendo en el municipio, si no tengo dinero para comprar la mercadería, busco como hacer cambios con las artesanas, yo les doy maíz y ellas los comales”, detalló la humilde señora mientras palmeaba unas tortillas en su vivienda.

El arte de elaborar “cosa de horno”

Tortas de leche, cosas de horno, hojaldras y polvorones, son los deliciosos productos de maíz que elabora la señora Blanca Torres con el apoyo de sus 6 hijos, en este popular municipio.

La faena diaria empieza en la familia desde las 3:00 a.m. cuando todos se levantan a preparar la masa de dos quintales de maíz y 20 libras de arroz, así como para encender el horno de ladrillo de barro que tienen en el centro del patio posterior de la vivienda.

Paula Salgado, hija de doña Blanca Torres, manifestó que diario preparan 40 sartenes de los distintos estilos de cosa de horno, “a las 6:00 de la mañana, por lo general ya empiezan a comprar en la casa, la gente que tiene que ir al trabajo”, dijo.

Según ella, el olor de las tradicionales “cosa de horno”, se esparce por las calles del municipio, desde el momento que son sacadas, hasta cuando las 18 vendedoras las colocan en sus panas para salir a vender a León, Chichigalpa y Telica.

“Mis abuelas hacían cosa de horno, después aprendió mi mamá y ahora todos sabemos, es algo que ha pasado de generación en generación, tenemos un ingreso diario de unos 2,000 córdobas, pero a eso hay que deducirle los gastos”, explicó la joven hornera.

Agregó que las mejores ventas se registran durante las fiestas patronales, período que hasta doña Blanquita se coloca en uno de los costados del Santuario para abastecer la demanda. En esta temporada, también son muy compradas las “cosas de horno”, por peregrinos para llevarlas afuera, al extranjero.

“Cuando vienen los clientes y solicitan algunas cosas que no hacemos todos los días, nosotros con gusto se lo preparamos”, finalizó Paula Salgado, refiriéndose a las rosquillas y las cajetas de leche.


15 DE OCTUBRE DEL 2000 / La Prensa
Un talabartero original

Don José Benito Sevilla, uno de los populares talabarteros del pueblo.
Rodeado de cuero y herramientas punzantes, trabaja diario José Benito Sevilla, sobre el enorme tabique de madera que utiliza como soporte para la elaboración de diferentes productos decorativos o de montura.

Llegar hasta su taller es sencillo por la concurrencia de la demanda. Albardas, fustes y monturín sencillo, son su especialidad. Aun así, también fabrica con fineza pecheras, gruperas y cabeceras, con el apoyo de dos ayudantes y su esposa, quien inicialmente también se dedicó a la talabartería.

“Aprendí durante 4 años el oficio donde una tía en León, fue hasta hace 9 años cuando puse mi propio taller con mi esposa como ayudante, pero como hay que pasar todo el día de pie me busqué dos muchachos”, dijo sonriente Sevilla.

El artesano de 32 años, narra que sale a vender su trabajo a los municipios de Chinandega, Somotillo, Santa Rosa del Peñón y La Reynaga, debido a que en Quezalguaque la venta es baja porque no es un pueblo de montadores, “la mayoría de las veces las personas de aquí sólo vienen a buscar reparaciones”, aclaró.

Al crédito o al contado, su esposa y él, visitan otros municipios para dejar los encargos y aceptar otros. Los precios oscilan entre 250 córdobas, los monturines sencillos hasta 800 córdobas, las albardas más lujosas que pueden ser negras o rojas con un dibujo creado y cincelado por las mismas manos del talabartero.

“Los materiales los compramos fuera de Quezalguaque para que nos salga más barato; el cuero en León, el cojín en Estelí y los estribos en Camoapa”, explicó José Benito, quien finalizó comentando que con su oficio, ahora vive más pendiente de los caballos para obtener nuevos diseños de monturas y copiarlas con la misma calidad para ofrecerlas a sus clientes.

15 DE OCTUBRE DEL 2000 /La Prensa

Virgen de Remedios, patroncita del pueblo

En su nicho, la Virgen de los Remedios, la patroncita del pueblo de Quezalguaque.

Dentro del nicho, en el altar derecho del Santuario de Nuestra Señora de los Remedios, en Quezalguaque. Se encuentra resguardada por sus feligreses desde hace más de 300 años la imagen de la Virgen de los Remedios, que se quedó según la tradición, en el municipio para que fuera venerada hasta por peregrinos extranjeros.

Marcos Díaz Prado, párroco del Santuario, cuenta que las festividades en honor a la Virgen se realizan el 18 de febrero, previo a un novenario de misas. Según él, en esta fecha asisten a Quezalguaque cientos de peregrinos de distintos puntos del país y resto de Centroamérica.

La festividad, no sólo queda enmarcada al 18 de febrero, sino al 18 de cada mes, cuando los devotos de la Virgen asisten a una celebración eucarística a las 10:00 a.m., agregó el sacerdote.

“Desde este año, tuvimos la iniciativa de poner en un manto todos los milagros de la Virgen, para que sea un testimonio viviente de la fe”, dijo el párroco, quien agregó que el manto posee unos 3,000 “milagritos” agrupados en una extensión de 80 centímetros de ancho por 4 metros de largo.

Una de las tradiciones más remotas de las fiestas patronales, es cuando sacan la imagen del nicho los 16 de febrero para llevarla hasta la orilla de un pozo, sitio donde según los pobladores antaño fue encontrada.

Díaz, afirma que en esa actividad religiosa que se realiza a 120 metros de la parte posterior del Santuario, los participantes toman agua del pozo, para que la Virgen haga sanaciones o recuperaciones a los necesitados.

Refiere la historia que la llegada de la Virgen de los Remedios, ocurrió después que un grupo de personas, dueños de la imagen que hasta hoy se conserva, se dirigían hacia El Realejo.

Cuentan que en una ocasión ese grupo de personas se quedó descansando en un pozo de donde tomaron agua para calmar la sed, al día siguiente prosiguieron su camino y cuando se detuvieron de nuevo, observaron que el nicho de madera donde transportaban la imagen, estaba vacío.

Al ver esto, el grupo se devolvió hasta el pozo donde habían pasado la noche, y encontraron el bulto de la Virgen María. Este hecho se repitió en dos ocasiones más y fue cuando los dueños de la imagen comprendieron que la Virgen de los Remedios deseaba permanecer en Quezalguaque.



La Prensa 20/2/00
Junto a tradicionales "melcochas"

Quezalguaque celebra fiestas patronales
MARICELY LINARTE

QUEZALGUAQUE.- Como es tradición desde hace más de tres siglos, los habitantes del municipio
de Quezalguaque celebraron con fervor religioso y júbilo las fiestas patronales en honor a Nuestra
Señora de los Remedios.

Las festividades iniciaron desde el jueves con una "vela" a la Santísima Virgen, que se extendió toda la
noche hasta la madrugada del viernes, debido a la cantidad de peregrinos que visitaron el Santuario.

El Padre Marcos Francisco Díaz, párroco del Santuario de la Virgen de los Remedios, manifestó que
durante toda la noche los peregrinos tuvieron la oportunidad de pagar sus promesas de amor a la
Virgen. "Durante la oración a la Virgen, tuve la oportunidad de saludar a peregrinos que venían desde

Honduras y El Salvador, así como de distintos puntos del país, todos con el fin de pagar promesas a la
Virgen de los Remedios en el único Santuario que existe en Nicaragua", afirmo el párroco. Entre otras

actividades religiosas en torno a las fiestas patronales de Quezalguaque, fue la solemne misa seguida
de la procesión de la Virgen que recorrió quince cuadras dentro de la ciudad, cargada en hombros de
sus promesantes.

"El próximo 25 de febrero, también realizaremos una solemne misa y a continuación la subida de la
imagen a su camerino en el altar mayor", comentó el Padre Marcos Díaz, agrego que el día de la
octava una de las tradiciones es otorgar un almuerzo a todos los peregrinos que asisten a la fiesta.

HISTORIA DE LAS FIESTAS

La devoción de Nuestra Señora de los Remedios en el municipio de Quezalguaque según el Padre
Díaz, data desde de fines de siglo XVII a inicios del XVIII. Según en la historia del municipio para
1,700 ya existía el templo y es muy probable que la Virgen era celebrada por los habitantes.

Cuenta la tradición que un grupo de personas que se dirigían de León hacia el Puerto de El Realejo
llevaban una imagen de la Virgen de los Remedios. Estos decidieron descansar y pasar la noche cerca
de un pozo.

Al día siguiente caminaron y después de un trecho vieron que en el nicho no estaba la imagen. Se
regresaron y observaron que cerca del pozo se encontraba la Virgen. Esto sucedió nuevamente
cuando los forasteros habían caminado hasta una comunidad que actualmente se conoce como
Boqueron Los Zanjones. Se regresaron y encontraron la imagen en el pozo.

Esta situación ocurrió por tercera vez y al ver los dueños de la imagen lo que sucedía, decidieron dejar
a la Virgen de los Remedios en Quezalguaque.

PROMESANTES DE LA VIRGEN

Como parte de las fiestas patronales de la Virgen de los Remedios, en Quezalguaque es común
encontrar algunos feligreses que entran de rodillas al Santuario, otros que compran y encienden
candelas o bien, colocan objetos de plata sobre el vestido de la imagen. Todos por un mismo objetivo:
pagar promesas por favores recibidos de la Virgen de los Remedios.

Otilia Palacios, de 85 años de edad, originaria de la ciudad de León, es una de las promesantes que
desde hace muchos años, sin recordar con exactitud, visita el Santuario para asistir a todas las
actividades religiosas de la Virgen.

"Gracias a ella pude levantarme de la cama porque estuve entumida sin poder moverme por bastante
tiempo. Yo le prometí a la Virgen de los Remedios que si me curaba vendría todos los años", narra la
anciana.

Por otra parte, Yolanda Wheelock, de 70, asegura que desde hace tres años viaja desde el kilometro
40 de la Carretera Vieja a León, para solicitar a la Virgen que le otorgue salud y sane los males de la
enfermedad que los médicos no logran determinar.

MELCOCHAS PARTE DE LA TRADICION

Colocadas a lo largo y ancho de la entrada principal del Santuario, mujeres originarias de Santa
Teresa, Carazo, venden las tradicionales melcochas (dulces de azúcar con diferentes figuras), desde
hace más de 30 años.

"Un grupo de seis mujeres venimos desde Carazo para vender desde el 14 hasta el18 de febrero las
melcochas", dijo doña Teresa Herrera, quien lleva 37 años de viajar hasta Quezalguaque, deleitando a
los feligreses con las atractivas figuras de "muñecas, zapatos y palomas", todas elaboradas con azúcar.

Doña Teresa manifestó que las ventas cada año son menores, así como los peregrinos y visitantes que
participan en la fiesta patronal. Desde hace unos seis años atrás, según ella, el cambio es más notable,
argumentando que tal vez se deba al índice de desempleo que afecta la región.











 

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