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Zoilamérica contra la dictadura

Zoilamérica Ortega Murillo, hijastra exiliada de Daniel Ortega y la hija biológica de Rosario Murillo se pregunta cómo alguien que combatió una dictadura, se convierte en dictador.. Enfatiza “solo el pueblo puede salvar al pueblo”,  en una entrevista al diario costarricense La Nación.

Sobre la candidatura a la vicepresidencia de su madre, Rosario Murillo, Zoilamérica expresa que es el punto máximo de un proceso de complicidad en función del encubrimiento de mi caso (denuncia de abuso sexual contra Daniel Ortega, como padrastro), y un camino que empieza por concederle a ella el poder a cambio de mantener, sobre mi verdad, una cortina, un velo. Y lo perverso para  Nicaragua, de ese proceso, es que eso se ha convertido en una suerte de pacto político entre ellos, en donde el ejercicio del poder se ha venido concentrando, ya no solo sobre esta forma de impunidad, sino sobre otras prácticas políticas para alcanzar el poder absoluto.

“El poder absoluto” parece una frase sacada de las referencias hacia la tiranía del somocismo, ¿Cómo es que se permitió un empoderamiento tan grande de esta pareja desde el Frente Sandinista? Se pregunta la hijastra de Ortega.

Lo que parece inexplicable es cómo alguien que combatió una dictadura, se convierte

en dictador. Hay que reflexionar sobre el hecho de que hay en Nicaragua un modelo instaurado, hay una cultura que parece no vencerse. Desde muy temprano, a pesar de las políticas transformadoras que la revolución instauró en beneficio de crear una situación diferente, paralelo a ese movimiento que iba cambiando la tenencia de la tierra, que iba creando políticas educativas, etcétera, a la par de eso no fuimos capaces de cambiar una cultura de ejercicio del poder.

“Pequeños abusos que llegaron a ser grandes en torno a privilegios económicos no fueron superados. Creo yo que los vestigios del ejercicio del poder para obtener beneficios económicos no fueron superados y, de alguna u otra forma, se empezaron a crear pequeños feudos institucionales y sobre todo esta tendencia a concentrar bienes materiales por las vías del uso del poder político.

“No necesitamos hérores. Nicaragua no necesita héroes ni necesita salvadores, precisamente de eso hemos aprendido. ¿Y hoy quién la va a salvar? Había una consigna de la revolución: solo el pueblo salva al pueblo”, Zoilamérica Ortega.

“En esos primeros actos de abuso de poder, en la medida en que se necesitaba consolidar un poder político, lo económico empezó a ser fund

amental. Esta práctica de acompañar lo político del capital económico también es un modelo, muy tempranamente se logró concentrar y empezar a concentrar fuentes de poder económico a través del mal uso de la cooperación venezolana, a través del mal uso de otras fuentes privadas de financiamiento, a través de las concesiones a inversionistas y empresas privadas, de tal manera que lo que podemos ver es un proceso creciente de concentración de poder que, en la medida que se hace más grande y profundiza la desigualdad, se aleja de cualquier modelo revolucionario.

“Quiero enfatizar que Nicaragua necesita ser reconocida como un lugar donde reina la ilegitimidad, se menciona que cómo podíamos señalar que tenemos un gobierno dictatorial si es elegido a través de elecciones libres, y ese ha sido el primer mito que se ha vendido sobre Nicaragua. No se pueden tener elecciones libres donde las reglas del juego han sido dictadas por el mismo grupo que controla la institucionalidad y, por lo tanto, la asfixia económica a la oposición hace que solo queden en la cancha aquellos que están comprometidos en el ejercicio del poder.

Yo pienso que Nicaragua sigue siendo la fuente de lecciones importantes, claro, 

no nos gusta que las lecciones las tengamos que obtener de experiencias difíciles, y tampoco nos gusta que se diga que en Nicaragua siempre va a haber guerra, que siempre va a haber conflicto, que los nicaragüenses siempre se pelean. También se puede repetir en otros países, y tiene que ver con que el derrocamiento de la dictadura somocista no permitió trasnformar, no únicamente una cultura de violencia, sino que tampoco logró transformar una cultura política, una forma de crear un Estado

Una revolución puede hacer el intento de transformar políticas sociales, de crear espacios sociales, pero si no transforma lo ético y la forma de ejercer el poder como servicio a la ciudadanía, lo que vamos a tener son prácticas de cultura autoritaria disfrazadas de populismo. Esto nos compromete más a que tenemos que concebir que necesitamos una transformación profunda, expresa Zoilamérica Ortega Murillo, hijastra de Daniel Ortega.

 

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